Semana 2 de mi experimento
Hace unos días terminó por fin una segunda semana de ayuno de redes sociales, juegos y videos. Si bien la semana antepasada había logrado desprenderme por completo del YouTube y del Facebook, pero no de las películas y la televisión, esta semana fue al revés.
Caí debido a que el martes tuve una crisis personal que se prolongó hasta el viernes, y para distraerme de la rabia y la tristeza, lo más efectivo fue poner algún video de YouTube. De verdad que funciona… Nada mejor para quedar absorto y nublar la mente que un video de alguien que bien o mal realiza algún trabajo manual… Esos son mis videos favoritos, los que parecieran inofensivos… El problema es que llega uno a cosas no tan buenas a partir de las sugerencias de YouTube, como a chismes de la farándula, personas grotescas, prácticas cotidianas llevadas al extremo, etc. Rectifico: el verdadero problema es que no enfrenta uno lo que siente y no hay tiempo para estar con uno mismo o para reflexionar sobre cosas más profundas.
En algún momento volví a retomar este ejercicio que estoy haciendo, y al alejarme del internet tuve que lidiar con mis problemas, y me di cuenta de que el asunto era más profundo de lo que creía porque estoy en un momento de mi vida muy coyuntural. Rompí mi ayuno de Facebook porque tuve que hacerlo, no porque quisiera o estuviera desesperada. En el Facebook manejo mi perfil como profesional, y tenía que corregir la información un poco para dejar más claro a qué me dedico y qué servicios ofrezco, ese tipo de cosas; pero permanecí muy poco tiempo en la red y no consulté el inicio.
En ese orden de ideas, realmente mi gran obstáculo esta semana fue el YouTube. Sin embargo, noté un cambio muy interesante en mí: Cada día, después de un par de videos, noté lo vulgar y lo bajo de los videos que me sugería el YouTube, y me sentí hastiada. Al estar sumergidos en este lenguaje al que nos fuerzan los medios de comunicación y el internet, no nos damos cuenta de la decadencia que reflejan… Pero bastan unos días aislados para recapacitar y ver lo sucio y poco razonable que es todo.
Caí debido a que el martes tuve una crisis personal que se prolongó hasta el viernes, y para distraerme de la rabia y la tristeza, lo más efectivo fue poner algún video de YouTube. De verdad que funciona… Nada mejor para quedar absorto y nublar la mente que un video de alguien que bien o mal realiza algún trabajo manual… Esos son mis videos favoritos, los que parecieran inofensivos… El problema es que llega uno a cosas no tan buenas a partir de las sugerencias de YouTube, como a chismes de la farándula, personas grotescas, prácticas cotidianas llevadas al extremo, etc. Rectifico: el verdadero problema es que no enfrenta uno lo que siente y no hay tiempo para estar con uno mismo o para reflexionar sobre cosas más profundas.
En algún momento volví a retomar este ejercicio que estoy haciendo, y al alejarme del internet tuve que lidiar con mis problemas, y me di cuenta de que el asunto era más profundo de lo que creía porque estoy en un momento de mi vida muy coyuntural. Rompí mi ayuno de Facebook porque tuve que hacerlo, no porque quisiera o estuviera desesperada. En el Facebook manejo mi perfil como profesional, y tenía que corregir la información un poco para dejar más claro a qué me dedico y qué servicios ofrezco, ese tipo de cosas; pero permanecí muy poco tiempo en la red y no consulté el inicio.
En ese orden de ideas, realmente mi gran obstáculo esta semana fue el YouTube. Sin embargo, noté un cambio muy interesante en mí: Cada día, después de un par de videos, noté lo vulgar y lo bajo de los videos que me sugería el YouTube, y me sentí hastiada. Al estar sumergidos en este lenguaje al que nos fuerzan los medios de comunicación y el internet, no nos damos cuenta de la decadencia que reflejan… Pero bastan unos días aislados para recapacitar y ver lo sucio y poco razonable que es todo.
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