III

La segunda modalidad de oración que se ve en los Talleres de Oración y Vida del Padre Larrañaga es la Oración de Abandono. Consiste en ponerse en las manos de Dios por completo, en olvidarse de uno mismo, de sus deseos y preferencias, y aceptar la Voluntad de Dios.

Todo esto lo expresa uno orando, y luego ve cómo Dios actúa en su vida. Les puedo garantizar que funciona, es lo que me sucedió en ese entonces.

Habían transcurrido unas tres semanas, y con Arcángel cumplíamos un año, era nuestro primer aniversario de novios. Mi corte nuevo no me había gustado mucho, así que aprovechando que la cena del grado de psicóloga de mi mejor amiga del colegio era ese mismo día, fui a otra peluquería distinta a que me arreglaran el corte y me peinaran para la ocasión. Arcángel no estaba avisado, iba a ser también una sorpresa para él. 

El cabello me quedó aún más corto, a la altura de la barbilla, pero me sentí mucho mejor, me gustó mucho. Al verme al espejo con el vestido, el cabello y el maquillaje, me di cuenta de que mi piel estaba casi por completo sana y limpia. 

Ese día Arcángel no tenía dinero, ni muy buena cara, y yo pagué por una celebración de aniversario muy improvisada y corta, para después ir sin él, que no estaba invitado, a la cena de grado de mi amiga. Allí estuve muy contenta.

La semana siguiente era mi propio grado. El jueves era el grado en la Universidad y el sábado mis papás me habían organizado un almuerzo al que invitamos a toda mi familia y amigos para celebrar el acontecimiento. Ese martes me vi con Arcángel, y todo parecía estar bien, pero el miércoles en la tarde me informó que no podía asistir a mi grado el día siguiente. Habíamos planeado que asistiría hacía mucho tiempo, y le había reservado una invitación. Logré convencerlo y me acompañó, pero quedé con una mala sensación.

El sábado en la mañana llamó a decirme que no iba a venir al almuerzo, y no podía darme una razón. Lloré y le rogué que se presentara, entonces accedió. Pero yo ya me imaginaba lo que sucedía, él simplemente ya no quería estar conmigo. Mientras lo esperaba me calmé y preparé la actitud y las palabras que sentí precisaba.

Estuve en lo correcto, llegó a terminar la relación, llegó a dejarme. Me dijo que desde hace un tiempo no sentía lo mismo y que le parecía mejor que dejáramos las cosas así. En silencio, con toda la seriedad que pude conseguir, subí a mi cuarto, agarré un tigre de peluche que me había regalado, un saco de él que me había dejado y la página acabada de arrancar en la que estaba la canción que le había escrito y le entregué todo eso.

"Sal por el parqueadero para que mi familia no te vea."

Mi familia ya había comenzado a llegar. Él me obedeció y esa fue la última vez que lo vi. Mi tía y mi abuelita llegaron y apenas las vi estallé en llanto. Lloré un rato lo más dramáticamente que pude para sacar lo más posible del dolor que sentía, comí unas galletas, me tomé un vaso de agua y regresé a recibir a mis invitados. Todos los que sabían del incidente se maravillaban, pues yo permanecí como si nada durante la reunión. 

Más tarde mi mejor amiga de la universidad se quedó conmigo y me desahogué un poco más. Ella podrá dar fe de que ese día le dije que yo sabía que Arcángel no era para mi, y que menos mal él mismo había acabado con la relación. Pero las cosas no eran tan simples, y se complicarían un poco más antes de cambiar de rumbo. 

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