VII: Entre lo viejo y lo nuevo
Al irnos conociendo con el muchacho que ahora es mi novio, nos dimos cuenta de que no éramos tan compatibles como yo había creído debido a mi intuición. A pesar de que teníamos en común dos pilares grandísimos de nuestras vidas que eran nuestra religión y la música, había diferencias que parecían irreconciliables.
La primera gran diferencia, que todavía persiste entre nosotros, es que él disfruta de lo viejo y yo vivo en lo nuevo. Me explicaré mejor: Él es feliz buscando antigüedades, prefiere la música y el arte anteriores al siglo XVI, no se viste como un joven del siglo XXI, no habla como uno y es siempre muy mesurado. Yo, que soy apenas dos años menor, busco siempre lo nuevo, me visto como una joven, hablo como una, estallo de emoción, grito, bailo.
No es que desprecie la tradición, al contrario, me ha fascinado descubrirla gracias a él, es simplemente que no todo en este siglo es censurable. A pesar de lo viciado que está nuestro tiempo, hay cosas muy bonitas, incluso en la música católica.
A menudo, sin detallar su cara, las personas han pensado al ver a Beorn que se trata de mi papá. Yo me veo menor de lo que soy y él parece de más edad de la que en realidad tiene. Es algo divertido y alarmante a la vez. Las personas dicen que en mí ven un Candor que parece casi extinto en las jovencitas de ahora, y soy delgada. Me gusta vestir con zapatos extravagantes, blusas coloridas, gorros y sombreros, a lo que se adiciona que Dios me ha concedido ir siempre muy alegre. Beorn ha de llevar el cabello corto y sin gel, siempre con expresión seria. Va barbado, rara vez viste jeans, el pantalón va holgado y a la altura que es, la camisa es holgada y va dentro del pantalón.
Me sorprendía al irlo conociendo que él no se había visto las películas en cartelera el año anterior, o no se sabía los éxitos de la radio. Por él debía escuchar música del Renacimiento y del Barroco, a la cual no estaba acostumbrada. Lo he ido animando a usar ropa más juvenil y ya ha soltado un poco la sonrisa necesaria para el par de selfies que nos hemos tomado.
Tras un año de relación ambos hemos cedido. Ambos detestamos el rumbo que ha tomado la música pop y no la escuchamos. Hemos encontrado que hay cosas que funcionan y cosas que no en cuanto a las últimas tendencias del vestir. Nos reímos mucho más con las ocurrencias de las personas de nuestra edad y en mi búsqueda por conciliar lo nuevo con nuestra amada Iglesia Católica, me he encontrado con magníficos blogs y video blogs de jóvenes como yo, con toda la jovialidad, la energía y el candor que yo tengo.
Después de todo, ¿De qué se trata ser joven? Ser joven definitivamente no es ser libertino, la juventud es para crear, para derramar creatividad y no medirse cuando de amar a Dios se trata, porque esta es la edad para hacer lo que parece imposible, entregarse completamente. La juventud es la edad en la que se construye un noviazgo destinado a ser matrimonio, en la que encuentras el lugar que ocuparás en el mundo, la edad en la que te apasionas con la Verdad que regirá el resto de tu vida.
En mi caso, la juventud es también el momento en el que me dirijo a otras juventudes para comentarles que juventud y tradición no se contradicen, se complementan. Lo que se atesora no son experiencias extremas o de riesgo, se atesoran la inocencia y la alegría propias de la edad.
candor.
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