V

La cita con un chico ese lunes había sido terrible, su olor no me gustaba, sus besos menos, era como una pesadilla en la que había fingido estar pasando un buen rato. No podía creer que fuese tan buena actriz como para que él no tuviera pista de que en realidad me repugnaba. Al despedirnos, yo no le había dicho que lo que iba a hacer a continuación era a ir al Taller de Oración y Vida. Sabía que él no era para nada católico, de hecho, parecía tener tendencia a ser ateo y si le decía lo ahuyentaría. 

Por fin llegué a vivir mi Taller en los salones de la Parroquia como cada lunes desde hacía mes y medio. Me costó concentrarme un poco porque escuchaba que en otro salón un tenor entonaba con voz limpia y hermosa cantos para Semana Santa. 

Cuando terminó el Taller, una chica me dijo que fuera a conocer y a ayudar a los muchachos del Grupo Juvenil de la Parroquia que estaban montando los cantos para la Semana Santa en el salón de al lado. Cuando fui, había dos personas: Una chica y un chico. Cuando vi al chico el tiempo definitivamente se detuvo. 

Me encanta la película de "Big Fish" porque lo inverosímil y las grandes historias me fascinan, siempre me identifiqué un poco con el protagonista. La recomiendo, véanla y repítansela cuantas veces sea necesario. 



Iba en que, tal y como en la película, así como le sucedió al protagonista al ver al amor de su vida, yo vi a este chico, el tiempo se detuvo y de repente supe que estaba mirando a mi futuro esposo. Lo curioso es que yo ya lo había visto antes, porque su estatura y su cabeza rubia no pueden pasar desapercibidas, y vivimos en el mismo barrio y vamos a la misma Parroquia, pero en las otras ocasiones no había sentido eso, no lo había visto tan de cerca. 

Vamos a llamarlo Beorn, como el hombre oso de "El Hobbit", por su gran tamaño, su enigmática personalidad y porque él se siente identificado con los osos. Cuando leí "El Hobbit" hace un tiempo, ese personaje me cautivó, no sé porqué, así que le queda perfecto.

Cuando la escena se descongeló lo primero que se me ocurrió decirle a Beorn fue que yo ya lo había visto otras veces. Él me contestó que en cambio era la primera vez que me veía a mi. Tomé asiento, me acerqué a las partituras y a las hojas con la letra de las canciones y nos concentramos en preparar los cantos. Comprobé que la hermosa voz que había escuchado más temprano era la de él y sentí una inmensa felicidad. 

Cuando llegó la hora de despedirnos le dije "De verdad me alegra muchísimo haberte conocido". Parecía que nos habíamos simpatizado mutuamente. 

Yo fui caminando a mi casa muy feliz, riendo sola y en ocasiones saltando y corriendo. Ya no tenía que preocuparme más por estupideces, ya estaba allí la persona que sin saberlo estaba buscando, así que cuando llegué a mi casa le dejé un mensaje a mi cita de ese día diciéndole que en realidad yo soy muy Católica y que lo nuestro no iba a funcionar de ninguna manera. Él no contestó nada y no lo he vuelto a ver ni hemos vuelto a hablar.

Sin embargo, cuando me iba a acostar pensé:

-Un momento, ¿Acaso estoy loca? ¿De dónde habré sacado yo esta idea? ¡Lo acabo de conocer! De pronto no es una idea tan brillante.

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